El Decreto del 8 de marzo de 1910, publicado en la Real Orden de Instrucción Pública Española, autorizó la matrícula libre de alumnos y alumnas en igualdad de condiciones, sin distinción por razón de sexo y sin permiso especial para acceder a la Enseñanza Superior. El Decreto abrió oportunidades a las mujeres para prepararse profesionalmente.
Esta acción coincidirá, años después, con la conmemoración del Día Internacional de Mujer, que las Naciones Unidas celebró por primera vez en 1975. Ambos acontecimientos y otros más han permitido a las mujeres avanzar en sus relaciones sexo-genéricas y en su incorporación a las esferas públicas y privadas.
Por ejemplo, en la educación formal, desde 1830 en Estados Unidos ya existían escuelas médicas exclusivas para mujeres, aunque no dependían de universidades. En México, la primera mujer con título universitario fue la dentista Margarita Chorné y Salazar en 1886, y la primera mujer estudiante titulada de la Universidad fue Matilde Montoya, en 1887, quien se graduó en Medicina.