El 2 de junio de 2010, el científico y bioquímico estadounidense David Jay Julius fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, junto a Linda Watkins y Baruch Minke, por sus estudios sobre el dolor.
Julius evidenció la existencia de nociceptores (responden a estímulos nocivos que pueden lesionar los tejidos), que se encuentran al final del axón (estructura alargada que sale del cuerpo de la neurona y transmite el impulso nervioso) de neuronas sensoriales específicas, que responden a estímulos físicos o químicos cuya intensidad produce dolor.
Sus investigaciones en el campo de la neurobiología sensorial permitieron tener una mejor comprensión de las bases celulares y moleculares de las sensaciones dolorosas, que sentaron las bases para crear una nueva generación de medicamentos específicos para tratar el dolor crónico, síndromes inflamatorios neurógenos y los asociados a la artritis, el cáncer y el asma.
En 2021 obtuvo el Premio Nobel de Medicina o Fisiología, junto a Ardem Patapoutian, por identificar las bases neuronales y moleculares que permiten percibir la temperatura, la presión y el dolor, los cuales forman parte del sentido del tacto.