El 24 de marzo de 1971, se firmó El Arreglo de Estrasburgo relativo a la Clasificación Internacional de Patentes (CIP), que contribuye a simplificar la búsqueda y registro de derechos intelectuales, particularmente de patentes de invención y modelos de utilidad.
La CIP divide la tecnología en ocho secciones que contienen 80 mil subdivisiones aproximadamente. Esta clasificación es fundamental para recuperar los documentos de patente durante la búsqueda en el “estado de la técnica”, que se refiere a todo lo que se ha puesto a disposición del público en cualquier lugar del mundo, ya sea publicación, venta o comercialización, uso o cualquier medio, antes de la fecha de presentación de una solicitud de patente o de la reclamación de la prioridad de un derecho.
Dicha búsqueda es imprescindible para las administraciones que están encargadas de la concesión de patentes, los eventuales inventores, los servicios de investigación y desarrollo y las demás partes que se ocupan de la aplicación o el desarrollo de la tecnología.
Este tratado internacional surgió de la labor de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) de negociar y suscribir tratados que respondan a una de las dos funciones más importantes que tienen esta organización: favorecer la conclusión de todo acuerdo internacional destinado a fomentar la protección de la propiedad intelectual en todo el mundo, mediante la cooperación de los Estados y la colaboración con otras organizaciones internacionales.