En 1989, el Consejo de Administración del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) recomendó observar el 11 de julio como el Día Mundial de la Población. La Asamblea General de las Naciones Unidas, en diciembre de 1990, decidió continuar con esta iniciativa para sensibilizar sobre las cuestiones relacionadas, incluidas sus vinculaciones con el medio ambiente y el desarrollo.
Esta conmemoración busca centrar la acción de los gobiernos en la generación de políticas de población, principalmente para la inversión de recursos en salud y educación, especialmente para las mujeres.
Se trata de un llamado para que las naciones trabajen juntas y busquen soluciones globales a todas las temáticas demográficas como:
- La reducción de la tasa de nacimientos.
- Detener la contaminación ambiental.
- Proteger y aumentar los recursos naturales.
- Cuidar el agua y construir plantas de agua potable.
- Avanzar en materia de producción de alimentos, economía, salud, educación, política y bienestar social.
También plantea que los países tienen el derecho soberano de formular, adoptar y aplicar sus políticas de población, tomando en cuenta sus culturas, valores y tradiciones, así como sus condiciones sociales, económicas y políticas.