Comet 1A, lección de diseño que salva vidas

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El 2 de mayo de 1952, la entonces aerolínea estatal británica, British Overseas Airways Corporation (BOAC), actualmente conocida como British Airways, realizó el primer servicio aéreo comercial con el Comet 1A de 44 asientos, transportó pasajeros de Londres a Johannesburgo, y demostró que el uso de aviones, antes considerados exclusivos para la milicia, también podía ser eficiente para realizar viajes de pasajeros civiles; además, ofreció una gran lección para el posterior diseño de las naves.

Ante la insistencia de los diseñadores, encabezados por el fabricante de aviación británico Geoffrey de Havilland, y con el objetivo de que el avión no pareciera un barco, se diseñó con ventanas cuadradas, lo que provocó una serie de accidentes fatales entre 1953 y 1954, ya que tres de ellos se estrellaron después de que el cuerpo de la nave se rompió en pedazos.

Las investigaciones demostraron un gran error de diseño, ya que las esquinas de las ventanas cuadradas de la cabina propagaron roturas provocando una importante pérdida de presión en la cabina. Se detectó que, en vuelos de gran altitud, la diferencia de la presión atmosférica y de la cabina provoca mayor presión sobre los marcos de las ventanas, lo que acumula presión en las esquinas cuadradas lo cual causa un estallido y posterior rotura de éstas.

Por ello, las innovaciones en el diseño de aviones consideraron ventanas ovaladas y presurización de la cabina. Más que por motivos de estética es un motivo de seguridad que salva vidas. Estos orificios que, además nos permiten observar y disfrutar el paisaje desde otra perspectiva, permiten que la presión fluya de manera suave alrededor del cristal y evite acumulación de presión.