De 2008 a 2011, en Ashkelon, Israel operó una estación de medición de gas que recibía gas natural importado de Egipto, a través del gasoducto del Mediterráneo Oriental (EMG), pero debido a factores externos permaneció sin uso hasta 2019, cuando comenzó un proyecto para su reactivación y renovación que terminó en 2022.
En 2019 se programó que el sistema EMG se reactivara y se convirtiera en una herramienta clave para apoyar la reversión del flujo de gas natural de Israel a Egipto.
El concepto inicial del proyecto era hacer fluir gas natural a través del sistema EMG utilizando instalaciones de compresión en Egipto, pero surgieron desafíos inesperados relacionados con la reactivación de esos compresores, y la petrolera Chevron que participó en el proyecto tuvo que dar un giro rápidamente, mediante el cambio del procedimiento para reactivar el sistema EMG, sin dejar de tener en cuenta las obligaciones contractuales inminentes.
Ahí es donde entraron los compresores eléctricos de la estación de medición de Ashkelon. El uso de la compresión eléctrica trajo consigo ventajas que incluyen un tiempo de entrega más rápido y menores emisiones de carbono.